Locos, amantes y poetas

Desde que murió mi madre he buscado refugio en distintos lugares: los viejos tomos rojos de Buru Lan de El Príncipe Valiente, las cintas grabadas de la radio, el cuarto oscuro con su luz roja y su tranquilidad, y la voz de Chris Stevens en la radio de Cicely, Alaska. Quiero convencerme de que no son escapatorias, sino espacios seguros donde detenerme y recomenzar: como cuando te equivocas en un sendero y regresas al punto donde el camino se abría en dos. Seguramente estoy de duelo no sólo por ella, sino también por mí mismo, por esa parte de mí que se fue con ella.

Chris Stevens (John Corbett) en la emisora de radio KBHR (K-Bear) in Cicely, Alaska
Chris Stevens (John Corbett) en la emisora de radio KBHR (K-Bear) in Cicely, Alaska

El episodio 5.24 de Northern Exposure, Lovers and Madmen, ofrece una metáfora precisa de esa labor. Carl, el violinista, enloquece ante la posesión del Guarneri del Gesu; Chris se reencuentra con la muchacha que lo fascinó en el instituto, desenterrando la arqueología de su propio deseo; y Joel descubre un mamut congelado que, lejos de ser pieza de museo, acaba convertido en alimento para la comunidad.

Todo ello está tejido por las palabras de Shakespeare en Sueño de una noche de verano, que Chris recita desde la emisora de radio KBHR, con la voz y la cadencia de un predicador laico:

“El loco, el amante y el poeta están hechos de imaginación. El loco ve más demonios de los que caben en el infierno, el amante ve belleza en un ceño cualquiera, y el ojo del poeta, en su frenesí, da cuerpo a lo desconocido y otorga morada y nombre a la nada aérea.”

Carl, Chris y Joel encarnan esas tres figuras: el loco, el amante y el poeta. Pero lo interesante no es la tipología en sí, sino la arqueología que cada uno realiza: el músico desciende a los abismos de la obsesión, Chris excava en el estrato de su adolescencia, Joel convierte un fósil en relato compartido.

Ese es también el trabajo del duelo: desenterrar, reconocer y transformar. Como el poeta en Shakespeare, dar forma y nombre a lo intangible. Quiero pensar que excavo en mis pasados —los que ya no pudieron ser, los que quedaron enterrados con mi madre—, no para quedarme en ellos, sino para hacerlos alimento de un camino nuevo. También este blog, rescatado y abierto de nuevo, forma parte de esa arqueología.

Excavar para transformar: quizá esa sea la tarea secreta del duelo.